Prospección arqueológica de superficie
La prospección arqueológica de superficie consiste en recorrer a pie el área de estudio e inspeccionar visualmente la superficie del terreno con el objetivo de identificar y documentar elementos arqueológicos, como restos de estructuras o fragmentos de objetos.
Teledetección arqueológica
La teledetección reúne los conjuntos de métodos y técnicas dirigidos a obtener información de un objeto o superficie sin tener contacto directo con él. Esta información se toma por sensores transportados en vehículos aéreos (aviones, helicópteros, globos, drones) o satélites espaciales.
El producto más común de la teledetección es una imagen del objeto observado.
La teledetección arqueológica consiste en la identificación de estructuras arqueológicas a distancia, mediante el uso de imágenes tomadas desde el espacio o el aire.
Tiene un gran auge en la actualidad, gracias al desarrollo de las plataformas y sensores de observación de la superficie terrestre.
Prospección geofísica
La prospección geofísica es una variante de la teledetección, dirigida específicamente a la detección de elementos en el subsuelo. Se aplica en diferentes disciplinas, como la minería o la ingeniería civil.
La prospección geofísica en arqueología se dirige a la detección de anomalías que puedan indicar la existencia de elementos arqueológicos enterrados, como muros, zanjas, hogares, etc.
Sondeos
Los sondeos consisten en excavaciones en puntos concretos del paisaje, para la búsqueda de restos arqueológicos convencionales y/o la toma de muestras de suelo para estudios paleoambientales.
Para la toma de muestras paleoambientales se utilizan también los sondeos con barrena. Mediante estos se extraen columnas de sedimento a partir de las cuales se pueden estudiar los cambios ambientales en el paisaje.
Fuentes escritas y orales
Otra forma de aproximarse a los restos arqueológicos presentes en el paisaje es buscar referencias sobre estos en los fuentes escritas sobre la zona de estudio (catastros, relatos de viajeros, descripciones geográficas, inscripciones, etc.). Las menciones a ruinas, despoblados y monumentos antiguos pueden ser muy útiles para el descubrimiento de lugares arqueológicos.
Asimismo, son de gran utilidad las fuentes orales, esto es, indicaciones y descripciones que los habitantes de la zona puedan aportarnos sobre la presencia de restos antiguos, así como de tradiciones y leyendas asociados a estos. Su conocimiento directo del paisaje es una fuente muy valiosa de información para el arqueólogo.