La recuperación del registro arqueológico: excavación y prospección
Para poder estudiar los restos materiales, la arqueología necesita encontrarlos y registrarlos.
En arqueología, la forma más conocida de recuperar información es la excavación arqueológica, consistente en la remoción de sedimentos para recuperar los restos enterrados.
Pero la excavación no es la única forma de recuperación de restos arqueológicos. También está la prospección arqueológica.
Prospectar significa explorar el terreno en busca de algo. Ese algo dependerá del tipo de prospección; por ejemplo, la prospección minera busca recursos minerales. La prospección arqueológica, por su parte, busca restos arqueológicos.
Excavación y prospección son complementarias.
Tradicionalmente, ha sido la excavación la forma fundamental y, en muchos casos, exclusiva de acercarse al registro arqueológico.
Pero en las últimas décadas la prospección ha ido cobrando una importancia creciente.
La excavación tiene un carácter intensivo. Focaliza el trabajo en un área relativamente reducida y con una concentración elevada y evidente de restos arqueológicos. Es lo que convencionalmente se conoce como yacimiento arqueológico (por ejemplo, un poblado o un cementerio antiguos).
La prospección, por lo común, tiene un carácter extensivo (*). Distribuye el trabajo en un área amplia (el paisaje en su conjunto) y prima la visión general.
(*) La prospección puede operar también en áreas más reducidas, como un yacimiento arqueológico. Es lo que se denomina microprospección.
La excavación tiene un carácter extractivo y destructivo. Comporta la remoción de los estratos arqueológicos y su desaparición. Registra información abundante y de calidad pero a costa de alterar el contexto. Por tanto, es irreversible e irrepetible: no se puede excavar dos veces lo mismo. Por ello es crucial elegir bien dónde vamos a excavar y hacerlo de la forma más completa y precisa posible.
La prospección, por lo general, tiene un carácter exploratorio y no invasivo (*). Prioriza la toma de información sobre la recogida efectiva de los restos materiales.
(*) Algunas facetas de la prospección tienen un cierto efecto destructivo (por ejemplo, la recogida de materiales en superficie o la realización de sondeos), pero siempre mucho menor que el que tiene la excavación.