La prospección arqueológica de superficie
Como ya hemos dicho, la prospección arqueológica de superficie consiste en la inspección visual de la superficie del terreno, mientras caminamos, con el objetivo de identificar y documentar elementos arqueológicos.
Documenta dos tipos básicos de elementos: estructuras in situ y materiales desplazados.
Con las estructuras in situ nos referimos a los elementos constructivos que, en mejor o peor estado de conservación, permanecen en el mismo lugar donde fueron edificados. La prospección arqueológica de superficie descubre aquellas que son distinguibles en superficie.
La prospección arqueológica de superficie también documenta materiales arqueológicos desplazados. Estos son objetos o fragmentos de objetos (vasijas, industria lítica, materiales de construcción, etc.), que estaban enterrados, formando parte de estratos arqueológicos, y que por diferentes procesos (erosión, tareas agrícolas, canteras, trabajos de construcción, etc.) han sido exhumados y ahora se encuentran en superficie, desplazados en mayor o menor medida del lugar donde estaban depositados. Son el resultado de la destrucción del registro arqueológico. Pueden aparecer más o menos concentrados y su ubicación respecto al lugar de origen varía según el grado de desplazamiento.
El registro arqueológico de superficie es una muestra fragmentaria, sesgada y, en muchos casos, desplazada de lo que hay en el subsuelo. Lo que aparece en superficie no tiene una correspondencia unívoca con lo que hay enterrado. En muchas ocasiones, una concentración elevada de materiales en superficie indica la existencia de un yacimiento arqueológico, pero no siempre es así.
Podemos tener una concentración de materiales en superficie, pero sin estratos arqueológicos por debajo. Ello suele deberse a que dichos materiales, después de ser desenterrados, han sido desplazados a otro lugar por los agentes naturales (generalmente la escorrentía).
Inversamente, podemos tener estratos arqueológicos pero ningún material en superficie por encima de ellos. Ello suele deberse a que no ha habido procesos que los hayan desenterrado y/o a que se hayan acumulado sedimentos encima del yacimiento.
Otro factor muy importante a tener en cuenta es la visibilidad arqueológica, la mayor o menor facilidad para distinguir los objetos arqueológicos en superficie. La visibilidad está directamente condicionada por la cubierta vegetal: es más fácil localizar materiales en un campo desnudo que en una zona con herbazal o matorral tupido.